Circula por ahí una leyenda urbana que asegura que durante la luna llena los partos, los cambios de comportamiento, los accidentes y otras cosas raras son más frecuentes. Esta incidencia de eventos extraordinarios puede que solo sean reflejo de los sentimientos que despierta desde la antigüedad el sol y la luna. Si bien la evidencia no lo confirma, en la universidad de Uppsala (Suecia) -un país con las noches más largas de la tierra y donde la luz solar se valora de manera extraordinaria-, realizaron un estudio sobre los hábitos de sueño de casi un millar de voluntarios durante las fases lunares.
Los responsables del estudio en cuestión evaluaron el sueño de 852 adultos de ambos sexos, exactamente y llegaron a la conclusión de que sí parecía cierto que se dormía de manera diferente a lo largo de las distintas fases de la luna. Observaron que a medida que el brillo de la luna aumentaba, desde la luna nueva hasta la luna llena, los participantes dormían menos, en comparación con lo que ocurría en la fase menguante, en la que dormían más. También se observaron una mayor sensibilidad en los hombres, que dormían unos veintiún minutos menos en las noches de más brillo, respecto a las mujeres, que dormían doce minutos menos. Además los varones dormían peor y después de haber conciliado el sueño llegaban a tener catorce minutos adicionales de insomnio. En las mujeres, sin embargo, no observaba ningún efecto.
Los investigadores tuvieron en cuenta la edad de los participantes, la estación del año en la que fueron sometieron a las pruebas, que los resultados del estudio reflejaban una sola noche de sueño y que la prueba se había realizado en su propia casa y en años diferentes -entre 2001 y 2018- y que eso, en términos de uso de tecnología y redes sociales, había cambiado mucho.
De este trabajo se llegó a la conclusión que la luz de la luna, que no es sino el reflejo de la luz solar, modifica los niveles de melatonina -una hormona que se eleva en la noche e induce el tiempo de sueño-. Estudios previos ya habían comprobado que los varones durante el plenilunio tenían niveles de melatonina y de testosterona más bajos, mientras que la hormona del estrés –cortisol- se elevaba
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